Capítulo 30: Provocación de la Amante
-Te digo, jél es genial!
Con solo unas pocas palabras, las imaginaciones se desbordaron. ¿A qué se refería con genial? La implicación era evidente.
Enfurecida, lancé el móvil con fuerza al escuchar eso, respirando profundamente y reteniendo el grito que estaba a punto de salir.
Ella estaba desafiándome.
¡Se atrevía a desafiarme tan descaradamente!
Mordi mis dientes traseros fuertemente y cerré los ojos para tomar una respiración profunda. Luego, recogi mi móvil, tomé mi bolso y salí rápidamente.
Cuando vi a Ivanna, ya no pude contener la opresión. Me lancé a sus brazos y sollozé, llorando amargamente. No sabía por qué después de todas las torturas que había soportado, aún no podía mantener la calma.
Después de ver las fotos, Ivanna también grito enojada varias veces y golpeó cosas, liberando
mi frustración.
¡Simplemente no tiene vergüenza! ¡Es una descara… una descara absoluto! ¡Está siendo demasiado atrevida!
Cuando los dos nos calmamos, mire a Ivanna y dije: -No caeré en su trampa. Ella se esconde detrás, y solo está tratando de provocarme. Quiero mostrarle que sus tácticas no funcionan. Si es lo suficientemente valiente, que venga y me desafie cara a cara. ¿Qué tipo de valentía es esconderse y actuar como una cobarde?
Exactamente, jes descarada! ¿No tiene ningún sentido de vergüenza? – Ivanna también maldecía indignada.
-Parece que ella es alguien que conocemos. Seguro que sabe que he vuelto a trabajar en la empresa y que he estado cerca de Hernán en estos días. ¡No puede quedarse quieta! -esto lo que intuía.
era
Ivanna se sentó junto a mí. -María, si puedes mantener la calma como lo estás haciendo, seria perfecto. Lo que dices es correcto. No creo que con nuestras inteligencias combinadas con nuestro equipo profesional, no podamos lidiar con ella. Pero el problema es que esta mujer no juega según las reglas comunes. Parece que ya no está contenta con quedarse en las sombras. Entonces, ¿cómo vamos a manejar lo que sigue?
Estaba completamenté de acuerdo con las ideas de Ivanna. Después de calmarme, estaba reflexionando sobre una pregunta: ¿Cómo iba a hacer ante esta abierta provocación de ella?>
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-Ella me ha desafiado abiertamente, y si no hago nada, la estaré dejando ir demasiado fácilmente. Si no puede soportar que Hernán y yo
estemos tranquilos juntos, entonces yo simplemente seré aún mejor. ¡La estimularé!
-¿Pero qué pasa si Hernán se vuelve más cauteloso? -Ivanna me miró preguntando-. ¿Y si él se une a ella para enfrentarse a ti?
-¡Ja! Solo el hecho de que él haya falsificado cuentas y establecido frampas para enfrentarme demuestra que ya había comenzado a prevenirme. Por lo tanto, pienso que Hernán no
necesariamente sabe que esta mujer ya ha comenzado a atacar abiertamente. De lo contrario, ¿ por qué sigue tomando precauciones?
Ivanna chasqueó los dedos y dijo: -Tienes razón!
-Entonces, ¿cuál es el siguiente paso para ti?
-Mostrar más, seguir mostrando públicamente nuestra felicidad con Hernán. Tal vez la presión la haga aparecer, Además, necesito ganar tiempo para nosotros, ya que aún no hemos planeado nada concreto. Así que debemos aprovechar cualquier oportunidad y tiempo que tengamos.
Ivanna asintió continuamente.
Segui diciendo:-Por tu parte, mantente atenta a Victor, averigua qué está haciendo exactamente. Debe haber secretos entre ellos. Lo que ha estado haciendo estos días puede ser una oportunidad para desbloquear todo esto. Y si no hay otra opción, le mostraré a Victor que también tengo sus puntos débiles.
-¿Qué puntos débiles? -Ivanna me miró y preguntó.
Lo tengo bajo control. -pensé en cómo usar a Victor a mi favor.
Antes de que terminara el día laboral, volví a la oficina y fui directamente al despacho de Hermán. Coincidentemente, la directora financiera, Isabella Martinez, y un cliente estaban allí. Aproveché la oportunidad para pedirle diez mil de dólares, diciendo que había visto algunas ropas y bolsos mientras paseaba por el centro comercial.
Hernán siempre le daba importancia a su imagen y le gustaba mostrarse como un esposo amoroso frente a los demás. No dudó y me transfirió más de diez mil de dólares sin dudar.
Por supuesto, el cliente elogió efusivamente a Hernán, e Isabella también sonrió, con significado.
En realidad, antes no habría podido pedirle dinero de esa manera frente a los demás. Siempre me negaba, argumentando que había muchas cosas en las que la compañía necesitaba invertir y que yo no salía mucho, por lo que no necesitaba tanto dinero.
Pero las circunstancias habían cambiado. Ya no podía mantener esa apariencia de alta
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amante.
Después de despedir al cliente, bajamos juntos a la guardería. Yo sostenía el brazo de Hernán, demostrando nuestra felicidad. Pensé que tal vez en algún rincón oscuro había un par de ojos
llenos de envidia y odio mirándonos.
Efectivamente, esto solo fue el comienzo…
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